En el cerramiento exterior de nuestras dependencias deseamos obtener luz natural y aun tiempo aislarnos de los elementos indeseables del exterior como los son el ruido, frío o calor, viento y lluvia.
El vidrio es el elemento que permitirá el paso de luz a nuestra vivienda y servirá de barrera al viento y el agua.
Qué vidrio debemos colocar? Antes de decidirnos debemos ver las distintas posibilidades que disponemos y su comportamiento como aislante térmico y acústico
Vidrio sencillo (monolítico):
Son aquellos formados por una única hoja de vidrio; ya sea esta simple o formada por distintas capas de vidrio unidas por un butiral (vidrios laminados). Pueden ser incoloros, coloreados, templados o laminados. Como aislante térmico es el que más pobre rendimiento nos ofrecerá ya que disponen de una alta conductividad térmica. El valor de la transmitancia térmica para un vidrio monolítico está, en promedio, en torno a los 5,7 W/m2ºK.
Doble acristalamiento:
Es el conjunto formado por dos o más vidrios vidrios monolíticos separados por un espaciador, herméticamente cerrado, dejando entre ambos una cámara de aire seco, con lo que la transferencia de calor desde un vidrio a otro debe atravesar la barrera que representa dicho aire, de muy baja conductividad térmica. Se logra así llegar a valores de transmitancia de 3,3 W/m2ºK para un cristal sencillo 4 / 6 / 4 (vidrio monolítico de 4 mm, cámara de aire de 6 mm y un segundo vidrio monolítico de 4 mm).
El incremento progresivo de la cámara de aire logrará un incremento en las propiedades aislante del conjunto acristalado.
Vidrio de baja emisividad:
Si tratamos una o ambas caras interiores en un doble acristalamiento con una fina capa de óxidos metálicos lograremos mejorar significativamente la capacidad de aislamiento térmico del conjunto acristalado. A este tipo de acristalamiento se le conoce como vidrio bajo emisivo.